Y mientras tanto, los trabajadores han
sufrido los mismos vaivenes en su vida personal y familiar, que las empresas en
las que realizaban su actividad.


Desde las organizaciones, los
indicadores económicos han tomado el pulso, e indicado a sus gerentes y titulares el rumbo
a seguir. Sin embargo no siempre se han analizado estos indicadores con una
perspectiva más allá de lo estrictamente económico. Se observa con estupor que
se han dado por sentado algunas premisas sobre productividad que omiten el
factor humano, y se ha descuidado y desatendido el valor que las personas
aportan a la organización.

Lo que denomino los senderos del éxito abordan las pautas que pueden transformar las empresas, con un nuevo equilibrio en las relaciones. Con trabajadores más autónomos y polivalentes, buscando siempre la eficiencia de los recursos.
Tres son los senderos del éxito para las
empresas y organizaciones en el ámbito de las gestión de personas:
LIDERAZGO
Es el primer sendero del éxito.
Liderazgo: capacidad para influir en
la forma de ser de las personas o en un grupo de personas determinado, haciendo
que este equipo trabaje con entusiasmo, en el logro de metas y objetivos.
El objetivo es manejar el cambio, para
asegurar competitividad y efectividad a largo plazo, y para ello, el líder
deberá tener la habilidad necesaria para orientar a los trabajadores en la
dirección previamente determinada, inspirando valores de acción y anticipando
escenarios de desarrollo.
La habilidad para fijar objetivos, su
seguimiento, y la capacidad de dar feedback, integrando las opiniones de los
otros son la base para construir los nuevos proyectos a través de un buen
liderazgo.
COMUNICACIÓN INTERNA
El siguiente sendero del éxito es el
concepto de comunicación interna, que inunda y da contenido a toda relación.
¿Qué comunicar?
- Tareas bien definidas
- Objetivos
- Planes de futuro
Porque los cambios económicos, la
crisis o el crecimiento de una empresa, nunca son decisiones exclusivamente
económicas, ya que conllevan un alto componente humano, y precisamente por
ello, los empleados deben conocer de primera mano los planes de futuro de su
organización. Y es necesario transmitir estos planes con entusiasmo, de manera
que se recupere el orgullo de pertenencia y se garantice la vuelta al
compromiso de los trabajadores con su trabajo y su futuro.
Se ha de buscar la excelencia a través de pautas organizadas, donde la coordinación
y cooperación entre los distintos departamentos, los individuos entre sí, y con
la dirección de la empresa, marquen el punto de inflexión respecto al pasado.
Los principios básicos de la
comunicación interna en las pequeñas organizaciones son la participación y la
multidireccionalidad.
Y ello nos lleva al siguiente sendero del éxito.
MOTIVACIÓN
La motivación en un entorno
empresarial cambiante, es otro de los senderos del éxito. Porque motivar e
inspirar confianza es la clave.
En entornos inestables es primordial
mantener la credibilidad, y garantizar el estado emocional de todos, para
mantener la eficiencia.
El miedo a un futuro incierto genera
desconfianza e inacción por parte del trabajador, con consecuencias reales de
baja productividad y con un efecto de arrastre de los compañeros.
Si el empresario y sus colaboradores
poseen ilusión por el futuro del negocio, y consiguen transmitir los objetivos,
es seguro que los empleados percibirán este entusiasmo y se verán incluidos,
creando compromisos.
Sembrar ilusión y generar confianza
son las mejores armas para alcanzar objetivos.
Sin embargo, no basta con el
entusiasmo voluntarista. La motivación como motor de eficacia laboral se gestiona
a través de tres factores fundamentales:
-
una organización que estimule
-
un trabajo interesante para el individuo
-
y un líder que ilusione.
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