
Como consecuencia de ello, la
oferta formativa se amplió, se especializó en todos los ámbitos y niveles. Y
por parte de los demandantes de empleo surgió el Curriculum Vitae, como un
documento donde contar la trayectoria académica que acreditaba estos saberes.
En otro giro de las relaciones laborales,
las empresas empezaron a valorar, y a solicitar, en la atracción de los nuevos
empleados, experiencia profesional. A partir de aquí, un boom de prácticas escasamente
remuneradas salió de los distintos ámbitos académicos. El “Practicum” pasó
incluso a ser obligatorio en algunos estudios, y los alumnos, como batallón de
cooperantes voluntarios, ocuparon puestos de trabajo antes reservados a
personal bajo contrato laboral. Y los Curriculums empezaron a crecer,
incluyendo “una línea más”.
A partir de aquí, el sistema
produjo ciertas perversiones, pues la ecuación formación + experiencia, ligada
a otros requerimientos como juventud, con contraprestaciones desequilibradas o
desajustadas a estos requisitos, produce desajustes en el mercado de trabajo.
Y en el escenario actual ¿qué
buscan las empresas cuando seleccionan trabajadores?. Hoy en día asistimos a la
incorporación de nuevas variables en el reclutamiento y selección de candidatos
para un puesto de trabajo.
Preguntados los responsables de
RRHH, todos, absolutamente todos, hacen hincapié en las competencias
transversales, en las capacidades personales, más allá de un CV perfecto. Pero
eso, ¿dónde se aprende?.
Y es que la motivación, la
proactividad, la empatía, la capacidad de trabajo en equipo, la asertividad, el
compromiso con el puesto, la ilusión por los proyectos, o la pasión por el
trabajo, cotizan en alza, ya que garantizan un rendimiento óptimo y un clima
laboral adecuado.
Son competencias que se tienen o
se adquieren, y se entrenan en el escenario de la vida.
En la selección de personal, los
empresarios optan por la intuición del encuentro cara a cara en las
entrevistas, o por la contratación de expertos profesionales que bucearán en
las competencias de los candidatos, solución
ésta cada vez más extendida, incluso por las pequeñas empresas.
Como demandantes de empleo, se
hace necesario trabajar en el crecimiento personal, desarrollando habilidades
tendentes a mejorar o adquirir estas competencias. Porque un nutrido CV de
formación y experiencia, ya no es suficiente.